Se define como quemadura toda lesión local producida por una
excesiva exposición a una fuente de calor. Puede deberse a diferentes
mecanismos, tales como la exposición prolongada al sol, llamas, explosiones,
fricciones, la acción de agentes físicos, químicos o eléctricos, y por
escaldadura.
La prevención juega un gran papel en todas las lesiones, pero en las quemaduras por el riesgo de gravedad y de dejar lesiones permanentes, deberíamos ser muy cuidadosos. No obstante, cuando ya se ha producido la lesión ¿qué debemos hacer?
Qué debemos evaluar
La piel es una zona protectora contra agentes externos que nos ayuda a mantener nuestro grado de hidratación, la temperatura adecuada y una protección contra la infección.
Para evaluar una quemadura, es preciso saber cómo se ha producido, su extensión, es decir la superficie de la piel que está afectado, la localización de la zona quemada y su profundidad
·La extensión.
En quemaduras extensas, la pérdida de líquidos puede ser muy importante.
Podemos determinar su extensión utilizando el tamaño de la Palma de la mano de la víctima. La Palma de la mano con los dedos correspondiente a 1 %.
·La localización.
Es un índice de gravedad, ya que hay zonas corporales que por su trascendencia puede comportar serios riesgos, ya sea inmediatos o diferidos. Se consideran zona de grave afectación:
- La cara, por el riesgo de afectación respiratoria (nariz y boca), lesiones oculares o secuelas estéticas.
- Manos y pies, por el riesgo de pérdida funcional de los movimientos digitales.
- Zona genital, por la posibilidad de infección pérdida de la función de los esfínteres (incontinencia) y de la función sexual o reproductiva.
- Los alrededores de los orificios naturales (boca, nariz, ojos, oídos, ano) pueden alterar su forma y función por las cicatrices.
- Articulaciones y zona de flexión, por el riesgo de compresión nerviosa o vascular.
- Quemaduras que roben completamente toda la circunferencia de una parte del cuerpo.
·La profundidad.
Hace referencia a las capas de la piel que se ven afectadas. Dependiendo del agente causal y del tiempo de exposición a los focos de calor, podemos encontrar:
- Quemaduras superficiales, afección sólo de la capa superficial de la piel (también se denomina de primer grado). Se caracterizan por el enrojecimiento, inflamación y dolor al contacto. No hay formación de ampollas. Las más comunes son los solares por las procedentes de pequeños accidentes domésticos. Suelen curarse bien y sin problemas.
La prevención juega un gran papel en todas las lesiones, pero en las quemaduras por el riesgo de gravedad y de dejar lesiones permanentes, deberíamos ser muy cuidadosos. No obstante, cuando ya se ha producido la lesión ¿qué debemos hacer?
Qué debemos evaluar
La piel es una zona protectora contra agentes externos que nos ayuda a mantener nuestro grado de hidratación, la temperatura adecuada y una protección contra la infección.
Para evaluar una quemadura, es preciso saber cómo se ha producido, su extensión, es decir la superficie de la piel que está afectado, la localización de la zona quemada y su profundidad
·La extensión.
En quemaduras extensas, la pérdida de líquidos puede ser muy importante.
Podemos determinar su extensión utilizando el tamaño de la Palma de la mano de la víctima. La Palma de la mano con los dedos correspondiente a 1 %.
·La localización.
Es un índice de gravedad, ya que hay zonas corporales que por su trascendencia puede comportar serios riesgos, ya sea inmediatos o diferidos. Se consideran zona de grave afectación:
- La cara, por el riesgo de afectación respiratoria (nariz y boca), lesiones oculares o secuelas estéticas.
- Manos y pies, por el riesgo de pérdida funcional de los movimientos digitales.
- Zona genital, por la posibilidad de infección pérdida de la función de los esfínteres (incontinencia) y de la función sexual o reproductiva.
- Los alrededores de los orificios naturales (boca, nariz, ojos, oídos, ano) pueden alterar su forma y función por las cicatrices.
- Articulaciones y zona de flexión, por el riesgo de compresión nerviosa o vascular.
- Quemaduras que roben completamente toda la circunferencia de una parte del cuerpo.
·La profundidad.
Hace referencia a las capas de la piel que se ven afectadas. Dependiendo del agente causal y del tiempo de exposición a los focos de calor, podemos encontrar:
- Quemaduras superficiales, afección sólo de la capa superficial de la piel (también se denomina de primer grado). Se caracterizan por el enrojecimiento, inflamación y dolor al contacto. No hay formación de ampollas. Las más comunes son los solares por las procedentes de pequeños accidentes domésticos. Suelen curarse bien y sin problemas.